martes, 17 de julio de 2012

Inalterable.

Fue un soldado atrevido a ganar territorio para su Patria. El sendero parecía libre de enemigos y decidió recorrerlo, pisando con cuidado pues pudiera haber minas. Vió de pronto un herido, un osado esclavo que huía de verdugos, estaba lastimado y adolorido. El soldado dió de beber al esclavo, viendo y admirando el valor y vestidos sucios y rasgados de aquel hombre. Ambos caminaron por el camino limpio y recto, al herido le pareció encontrar el camino al Cielo, al guerrero: el camino a otra batalla.
Sirviendo de muleta, le ayudó a andar, el esclavo estaba verdaderamente enfermo. Ese soldado cargaba su equipo de milicia, le tendió un mapa para llegar al más próximo refugio para sanar y descansar. Le dió además mucha agua y un cobertor suave, también le entregó una espada ya que estaba enmedio de una guerra. Se dejaron en un crucero, ya que tenía que continuar en la batalla, el esclavo solo dijo: -nos veremos.
Cayó la noche, el soldado encontró más heridos y gente astuta que solo deseaban el cobertor y medicinas a como diera lugar. Recordando estrategias,  logró librar esos obstáculos, sabiendo que  andar presto en la lucha es de vital importancia. Su mente y sus sentidos estarían atentos a la menor insignificancia de urgencia y peligro. Tendría que estar listo para tomar decisiones bajo toda presión.
El enemigo y los verdugos llenos de ira contra el valiente soldado, quien había ayudado al pobre fugitivo herido, trataron tenazmente de hacerlo caer en alguna mina para destrozar su equipo, quemarlo y desaparecerlo. Llevaba el Agua, mucha Agua, llevaba la Sanidad, cargaba un gran equipo, eminentemente poderoso.
Las sombras de la noche se aunaron al enemigo, fue entonces cuando los arqueros de su Patria, tendieron sus arcos encendidos, haciendo estruendos con las nubes, alumbrando otra vez el camino. Se oyó decir en el Cielo: -¡Tended vuestros arcos y vuestras flechas!,¡Oh, flecheros del gran Rey!, ¡Disparad con poder sus lanzas y saetas!, ¡Id, id en pos de mi soldado que ha estimado mi mandato!
Con gran estruendo la lluvia vino sobre el soldado que lleva su carga por doquier. Aún cuando las huestes enemigas le persigan, no abandonará jamás la batalla. Nadie sabe cuán herido se encuentre el amado soldado, armado de luz, batiendo su espada, hollando y salpicando sus botas con la sangre enemiga, destruyendo cuarteles oscuros y malolientes, se le oye cantar. Y cuando la noche cae, cada vez más resplandeciente, las luces en el Cielo se encienden, gritando al Universo el número de su ejército.


Betina


Jueves 3 de octubre 1991.
Chilpancingo, Gro.

domingo, 1 de julio de 2012

Carta para Alice Paul.



Querida Alice Paul:
 
Hoy es día de votaciones para elegir nuevo presidente en México. Te escribo porque extraño tanto tu presencia y tu bravura. Quisiera que estés aquí y me empapes de tu valentía, de tu pasión por la justicia y la verdad para defenderlas a toda costa.
No olvido tus huelgas de hambre rebelándote, para presionar a los de arriba que te oprimían. Me pregunto: ¿cuál era tu principal lucha? ¿contra quién realmente peleaste? Fue mucho más allá de lo que vimos y supimos… luchaste contra una oposición horriblemente terca.
Me duele recordar que te forzaban a comer de una manera criminal para que no murieras de inanición con tus protestas, y es que te entiendo, no podías tragarte lo que te ofrecían, no te llenaba, te rebasaba todo aquello que te era necesario erradicar. Tú y tu puñado de amigas colegas de lucha hicieron tanto por todas las mujeres en el mundo. El voto de las mujeres ya no es problema, hoy hombres y mujeres lo ejercen desde los 18 años en la gran mayoría de los países. Sonreirías gustosa ver las filas de mujeres de todos los círculos sociales participando como ciudadanas conscientes del poder de su sufragio, gracias a lo que tú lograste.
El problema mi querida Alice, es que muchos y muchas no lo valoran, me avergüenza decírtelo después de lo que pasaste. Los poderosos lo venden, lo comercian, lo cambian por comida, por algunos billetes que pueden sacarte de la austeridad por unos días. Muchos de clase oprimida lo aceptan por su pobreza extrema, me he enterado de tantas artimañas que te sorprendería el cinismo que a la luz del día lo ejecutan. También debo decirte, que otros son tan bravos como tú o la misma bellísima actriz Inez Milholland, algunas veces la he imaginado cabalgando de blanco acompañando algún mítin sobre la avenida Reforma de mi ciudad, como una guerrera dispuesta a defender el honor de sus ideales, no morir nunca.
Honestamente, yo no veo un candidato perfecto para el papel de la presidencia en México. Tú sabes, hay tantos intereses económicos y políticos, que es complicado que haya alguien que se quiera hacer cargo de un asunto tan complicado como manejar un país. Hubo incluso una mujer candidata que ha marcado la historia en mi país, yo la miraba con tantas esperanzas, parecía real, sin embargo de la misma manera como otros candidatos, se volvió un títere mal programado, no había alma en sus palabras, se sentían insípidos sus deseos. No sé quien está peor, si los manipuladores o el pueblo que no hace nada, o no hacemos mucho para echarlos fuera. No sé en qué momento el ser humano, nos hemos convertido en negligentes temerosos, tal parece que no nos importa las futuras generaciones, hemos permitido que gobierne la incongruencia, la desfachatez.

¡Oh, querida Alice! en estos momentos llueve, el cielo me acompaña en mi tristeza. Los resultados los sabremos pronto. Recuérdame, siempre que puedas recuérdame quien te enseñó a no darte por vencida.

Entrañablemente,

 
Betina.


domingo, 27 de mayo de 2012

Colombia, recuerdos café y oro



Estuve en Colombia por cinco ciudades en ese maravilloso país, fue una experiencia increíble conocer a los colombianos, ellos si saben de pachanga larga que bien la acompañan con aguardiente anís, tan suave, que ni sientes que estás completamente ebrio. Esto sucedió en Febrero, porque estaba desocupada y sin dinero, ¡la invitación me cayó del cielo!
Tamwood International College, es una escuela de inglés en tres ciudades de Canadá y tiene camps de verano para niños en Canadá y Estados Unidos, me invitó a promover sus programas en la amurallada Cartagena, ¡bohemia, colorida, costa preciosa! Me habían hablado de su encanto, pero no es real hasta que estás entre sus poéticos balcones y marcos blancos pintados en puertas y ventanas de una arquitectura vieja española, que te hace suspirar; aunado que al caminar en sus calles empedradas, hueles sal al respirar. La herencia árabe-española se mezcla de buen gusto con la raza negra e indígena. Las esculturas cachetonas y gordas de Botero me gustan, los complejos no les interesan en Cartagena, viven la vida con sabor a mar.

Barranquilla es una chica sin prejuicios, me revela que celebra un carnaval cada año donde se les permite todo. Había una luna llena esplendorosa, en el cielo, las nubes la saludaban corriendito, aprovechando el viento que si bien se sentía fresco, conservaba la tibieza y sabor salino de la playa. Sentía que flotaba entre el humito que salía de mi taza de café, que presume ser el mejor del mundo. En su andar, las mujeres se tornaba en diversos jarrones de agua decorados con motivos africanos y precolombinos. El acento era lo que más me fascinaba, no era congruente y sin embargo, era tan bello gozarse con el contraste.

Medellín alocada y relajante esmeralda, las flores me saludaban con sus encantos pero las sensuales y delicadas orquídeas me enamoraron. Después de cuatro días maratónicos de trabajo, una de las anfitrionas nos ofreció un cocktail en su casa por demás moderna, colombianamente acogedora. Ese momento de relax se tornó en una verbena muy agradable, un vino argentino estuvo conmigo, la música en vivo del rock en español nos rejuveneció en varios idiomas y nacionalidades. Ana María, la anfitriona, nos dijo que eso era solo el principio, que la experiencia en "la chiva" del día siguiente, no tendria prescendentes, y así fue... Llegó la noche, nos equiparon de un morralito rojo con una pequeña botella de aguardiente anís y una botellita de agua,  la regla: beber los contenidos y al terminar regresarlos vacíos esa misma noche. La cena fue en un típico restaurante colombiano con balcón de madera, cuadros de colores intensos y profundos como la selva; de pronto iba montada en ese viejo camión estruendoso, sin ventanas, puerta, ni escalones para subir, yo lucía mi blanquísimo y recién regalado sombrero ladeado, compartiendo con el que más, una alegría sabor a anís. Me dí cuenta que en Colombia se puede consumir con facilidad una droga que se llama vida.

Cali, ciudad de los narcos, en donde el miedo ya no se conoce, ya pasó a la historia. Solo me queda recordar las carcajadas que me causaron los comentarios: "-para ser canadiense, habla bien español", o el "-No English, no English!" cuando les hablaba con mi acento mexicano. El total y definitivo que me rebanaba de risa: "-te oigo y me parece estar viendo las telenovelas", no está demás decir que aman nuestro tele-teatro.

Al final me encontré con la montaña verde de Bogotá. Esas imágenes que miras por televisión y que parecen tan remotas, las tenía justo frente a mí.  La encontré como una mujer bonita y amable, bipolar, con todos los climas en un solo día, dicen que tú eres la eterna primavera. Se puede cortar con tijera la neblina muy de mañana, sale el sol, llovizna, sale el sol en todo su esplendor y en la noche es fresquita.

Regresé a México pero me invitaron a viajar otra vez a Bogotá por una semana. Así que volé al aeropuerto El Dorado, el acento ya me lo tenía bien aprendido. Compruebo la eficacia del producto que promuevo, los idiomas sí se aprenden en cortas estancias cuando se está inmerso en la cultura al cien por ciento. Ya pedía comida colombiana con fluidez, el exquisito arroz con coco y patacones, un platillo de la costa; existe un delicioso té llamado “aromática” con fruta deshidratada, bebí tantas versiones como días de mi visita en estas tierras de maleza y oro;  pan de yuca, obleas con arequipe (cajeta) para ir comiendo mientras caminas por la calle volteando pordoquier. Desafortunadamente estos viajes de trabajo son relámpago y no te permite disfrutar el lugar tranquilamente, me hubiera gustado tomar una taza de café humeante y delicioso en una terracita como Dios manda. El clima y paisaje bogotano te sorprende, los tienes todos en un solo día, los lugareños dicen que se visten como cebollas, es decir en capas, para irse desvistiendo conforme se presente el clima.
El museo del oro literlamente es una joya, odié que me trajeran corriendo para mirarlo de rapidito, para tener al menos una idea, solo a un mal agente de viajes y promotor de la cultura se le ocurre hacer semejante barbaridad. Por fortuna, mi rebeldía y profundo amor por la exhibición en tal museo me permitió tomarme el tiempo necesario, pese a la desorganizada anfitriona en turno.
El museo de Botero me ha hecho sonreír mucho, me cae bien el pintor, hubiera querido pedirle retratarme dada su inspiración por las gordas. ¡Me la hubiera pasado "bacanísimo"!

Completa para mí, como cuadro veneciano, la plaza del centro histórico en Bogotá extendió los brazos plena de palomas,algunas comieron grano de maíz de mi mano,  fue un bello regalito guardado para mi último día en Colombia.

Agradezco tanto a Cielo por este viaje totalmente pagado por una empresa canadiense, justo de la Columbia Británica. Cada dia del recorrido en mi mente escuchaba y sentía la música de la película "El amor en los tiempos del cólera", una mezcla de notas precolombinas, tango, balada, con tanta expectativa, locura, tristeza, pasión y desamor como la misma obra de García Márquez.

Betina.

martes, 17 de enero de 2012

Betinois














L os vinos son como las personas: jóvenes fuertes, añejos amables, dulces, otros aún más dulces, secos, burbujeantes y festivos, tranquilos, elegantes, aromáticos, accesibles, caros, vinos para ocasiones muy especiales, de esos que nunca se olvidan.
No podemos decidir cual es el favorito porque cada uno es diferente.

El tinto que siempre está presente para realzar la buena mesa facilitando la conversación y en consecuencia la negociación bajo los efectos de cereza negra, madera, clavo, chocolate, regaliz. Vinos tintos ácidos casi ásperos, poco necesarios a nuestro gusto, pero bien asimilados hace digerible lo que no creíamos posible. Vinos relajantes, excitantes, compañeros nocturnos, de los que jamás nos podríamos cansar. Los europeos lo apetecen más en invierno por las calorías que proporcionan. ¿Será por ello que buscan vacacionar en lugares cálidos?

El vino blanco es como el anfitrión sonriente y refrescante, organiza celebraciones de todo y por nada durante la primavera y el verano. Sociable por excelencia, se mezcla con todas las frutas, aromas y sabores, no le importa, él sigue siendo la base de todos y lo sabe. Tiene una prima francesa glamorosa, deliciosa, deseable a más no poder en todos los círculos y a todos encanta: la champagne. Las divas, que con sobrado esfuerzo, copian su pajizo tono para colorearse el cabello no consiguen las brillantes estrellas que el monje Dom Perignon bebió cuando la descubrió.
Los vinos dulces color ámbar son como aquellos que nos deleitan e introducen a tantas nuevas experiencias de una manera suave y tranquila.

Si la vida puede ser en rosa, el vino también. Es algo complejo, ya que es la combinación bien estudiada de la frescura del blanco con matices tintos sofisticados, un buen porcentaje de ambas partes para entender y disfrutar nacionalidades tan extraordinarias como la mexicana o la tailandesa, que en su cocina tienen proteína animal de todo tipo, cocción de especies aromáticas que invaden los sentidos, sabores de frutos secos, frescor de verduras a disposición con notas florales y frutales. Solo un profesional rosée puede lograrlo sin inhibiciones.

Los vinos como la gente, provienen de diferentes linajes europeos en su mayoría, mezcla entre ellas mismas –cepas generosas-, y muchas veces sin saberlo heredan su esencia árabe, griega o egipcia. Incluso europeos sobrevivientes de la gran plaga, fueron remanente en un lugar recóndito entre el mar y la cordillera chilena, hoy con orgullo dicen ser oriundos del cono sur, ¿qué se le va a ser?, somos dueños del viento, llevados a tierras donde le parezca mejor florecer.

Somos como los vinos, para disfrute de quien los aprecie.

Betinois*

*Léase: Betinuá.

jueves, 5 de enero de 2012

Unas letras para Steve Jobs.


Me enviaron este mensajito de texto: “K tengas un felis 2012, k todos tus deseos c kmplan”.

Casi lo devuelvo con enojo, diciendo que yo le deseaba que en el 2012 mejorara su ortografía. No acabo de entender ésta moda de escribir todo abreviado, ni por qué han elegido hacerlo de ese modo, ¿qué tiene que ver “Que” con “K”?
Con gusto le escribiría a los diseñadores de celulares y redes sociales para solicitarles mayor espacio en los mensajes de texto, para que nadie tuviera pretexto de escribir apresuradamente, ahorrando letras. El ritmo acelerado de hoy está devaluando nuestra hermosa lengua castellana. Las maestras de primaria sollozan en las esquinas, se lamentan, ¡su esfuerzo por enseñar a leer y escribir correctamente ha sido en vano!
Fui de la última generación afortunada, que aprendió letra script e imprenta, ¡era un placer aprender el alfabeto! Recuerdo a mi maestra, dibujaba lazos enormes en el pizarrón para enseñarnos a la señora “T” portando un precioso sombrero con pluma de avestruz e iba de la mano con su hijita “t” quien llevaba un pequeño sombrero, camino al estudio fotográfico, al final la foto de madre e hija se convertían en letra imprenta: T t. Mi maestra contaba historias increíbles de la S, M, R, B, J, todas ellas tenían una metamorfosis singular.

Escribas y catedráticos de antaño, incluso el mismo Steve Jobs se volvería a morir al ver lo que se está desvirtuando. ¡Ah, querido Steve! estudiaste caligrafía por años y te esmeraste en hermosas familias tipográficas para ser utilizadas en las computadoras, te preocupaste por la belleza, estilo, forma, tamaño, proporción, peso y funcionalidad de cada una. Te imagino muy sentadito con plumillas en mano frente a tu papel blanquísimo, delineando enamorado la letra zeta, para que cualquier persona que lo deseara, escribiera con orgullo la zeta en su apellido o su ciudad natal Zaragoza, y por supuesto para desear un feliz cumpleaños, una feliz navidad, un feliz año. Y es que si me escriben “felis año”, presiento que será incierto, que se está comiendo días o lunas, que es un intruso, definitivamente prefiero un año feliz, escrito con la guapa zeta de cabello largo, seseando cual sensual maja española. La “s”, la dejo para las fragantes y elegantes rosas, que solo nombrarlas el aire y la vida se visten con su aroma. Si escribo rozas, se sienten rasposas, sin olor… ¿no les parece?

Sugiero que escribamos correctamente aunque estemos de prisa y poco crédito en el celular, ¡concentrémonos y aportemos!; por los libros y las maestras de educación primaria, por ti, por mí, por el orden, en defensa de nuestra lengua española, ¡por la belleza!

¡Salud y feliz año 2012, que todos sus deseos se cumplan!

Betina.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Antes...

Te extraño, hoy ya no es lo mismo. En serio, solías correr como liebre, te avergonzabas de los músculos que formaste por ser atleta desde muy temprana edad, los niños se burlaban y te envidiaban, sin embargo ninguna distancia era problema para ti, ¡recuerdo que alcanzabas los camiones que se te iban! luego te sentabas jadeando, pero al minuto respirabas tranquilamente con tremenda mochila en tu regazo. ¡N´ombre, qué tiempos! ¿dónde dejaste tu espíritu, conejo?

Antes soñabas con viajar, escribir y dibujar todo cuanto contemplaras, querías hablar con toda la gente, hoy solo te quejas, que si la crisis, que si tu jefe, que si el tránsito de la ciudad, que si la ausencia de… ¡mil pretextos que pones! Decías que una vez que pisaras “el otro lado del charco” ya no regresarías, ya fuiste varias veces, ¿dime entonces, qué haces aquí?
Me acuerdo la vehemencia con la que decías, soñé esa calle empedrada de Alemania, soñé ese monumento francés, soñé con los alpes, soñé vívidamente que atravesaba la plaza roja nevando, soñé con el bosque japonés, soñé que nadaba entre peces y el arrecife de coral, soñé, soñé… ¿por qué ya no quieres soñar?

Me gustaba verte tocar los discos de tu música joven y loca para ponerte a bailar ¡santa “Xanadú”, no parabas!

Antes pedías que los días tuvieran 25 o 30 horas para hacer todo lo que amabas hacer, la misma luna te acompañaba inspirándote, aún le ganabas al sol para comenzar. Hoy desearías que se repitiera la escena del amanecer 10 veces solo para ti, ¿pus qué traes?
Hace años te metías en la biblioteca y acabandito de leer ese libro, hacías tu crítica del mismo. Me sorprendía verte leer en cuatro idiomas a la vez, por el mero gusto de encontrar la diferencia en el sentido de las frases. Podía escuchar tu corazón como alegre tamborcillo cuando veía tu sonrisa de satisfacción. Yo nomás digo, si te hacía feliz tanta cosa ¿por qué no le dedicas más tiempo a hacer lo que tanto te gusta?

¿Estás esperando algo insólito o qué piensas hacer con tu vida muchachita?

Betina

miércoles, 6 de julio de 2011

UNA CARRERA DE VIDA O MUERTE.

Para Daniel.

Al disparo de salida, salimos como estampida de búfalos, como caballos salvajes de Montana, tan rápidos como los figuritas giratorias de las maquinitas de apuestas en Las Vegas.

Eramos 200 millones, tan diversos como en una carrera de triatlón. Tuvimos 90 días de entrenamiento y clases especiales de superación, nos enseñaron hasta el cansancio dar el 100% sabiendo que podíamos fallar, que solo uno se quedaría con el triunfo, sin embargo, todos deseábamos salir a la pista, no teníamos temor. Se oían rumores de que la carrera podría durar 30 minutos ó tornarse en un maratón de cinco extenuantes días, morir de hambre o ser devorados por “caníbales”, muchos fuimos entrenados para ser corredores de fondo, aprendimos técnicas para evitar trampas y obstáculos, otros rompían nuevas marcas de velocidad, todos sin duda alguna deseábamos llegar a la meta. Literal, se encontraba en nuestra cabeza: llegar y ganar. El guión de la película era sobrevivir en terreno fértil por 5 días, pero el principal objetivo tenía una vigencia de tan solo 24 horas, quien no ganara, simplemente moriría. Paradójico, pero era una carrera feliz, significaba para mí y la multitud: la Gran oportunidad.

Confieso que entonces era sumamente delgada, pero desbordaba energía. Dicen que tengo buena patada para nadar, quizá la desarrollé desde entonces. Debo presumir que no corría, ¡volaba como si portara alas en los tobillos! Fueron 90 días en donde fuimos capacitados para ganar, el entusiasmo nos hacía brillar positivamente como el mismo sol, cada minuto, cada hora, cada día repetíamos: - ¡Conquistaré, SOY EL MEJOR, SOY UN GANADOR, voy por la vida misma!

Soy el más apto, el más fuerte, el mejor formado, el más veloz entre 200 millones de espermatozoides, fui programada para triunfar en algún momento, al final del Otoño de 1964. Mi madre puso el óvulo, mi padre todo un ejército, pero Dios me escogió.
Nunca quiero olvidarlo: ¡SOY UN GANADOR!

Betina.